El hornero, un pájaro albañil

Un pájaro de plumaje sobrio color adobe. Un ave alfarera bautizada con el nombre de su nido. ¿Qué más conocemos sobre el hornero? Vamos a descubrirlo

Ambiente 16 de diciembre de 2020 MPB MPB
El hornero o furnarius rufus

Raramente ocurre que un pájaro sea reconocido por algo más que su plumaje o su canto. El hornero es popularmente conocido por su nido, una verdadera pieza de arquitectura a base de barro, que construye junto a su pareja. En Argentina es considerada ave nacional y puede encontrarse en cualquier parte del país, incluso en las grandes ciudades.

Características del hornero

El hornero recibe el nombre de su nido y es de esos pájaros que pasan desapercibidos a la vista pero que, si observas a tu alrededor tienes alguno rondándote. Ocurre que, para sumar un dato extraño, es un ave muy caminante y suele hacerlo sin problemas cerca de los seres humanos. 

Científicamente conocido como furnarius rufus, el hornero es un pájaro de aproximadamente veinte centímetros y sus plumas se caracterizan por ser de color tierra. Este pájaro albañil tiene el hábito de caminar en busca de palitos y otros materiales para edificar su nido o para proveerse de bichos que son su alimento y el de sus pichones. Se lo conoce como un ave sedentaria que no migra y suele volar pequeñas distancias, apenas en inmediaciones de su nido.

En algunas regiones de Argentina se lo llama casero o caserito y si recorremos ciertos países de Latinoamérica veremos como su nombre varía: en Brasil se lo conoce como Joao do barro, en Paraguay lleva el nombre de Alfonsito y en Bolivia le dicen Ticuchi.

Alimentación: qué come el hornero

La rutina diaria del hornero consiste en caminar, y hasta a veces trotar, durante largo rato en busca de su comida. Por eso es más habitual verlo cerca de nuestros pies que sobrevolando nuestra cabeza. 

El caserito es insectívoro, basa su alimentación en pequeños insectos como ser hormigas, escarabajos, grillos y cucarachas.  En ocasiones suele tomar como alimento algunos invertebrados con los que también alimenta a sus pichones: larvas, lombrices y arañas. Y es muy común verlo picotear restos de comida, migas de pan, semillas o vegetales que hayamos dejado caer al suelo si estamos comiendo al aire libre. 

Leyenda del hornero

El hornero tiene su lugar dentro del imaginario popular del continente latinoamericano y por tanto ronda su mansa y elegante presencia una leyenda que narra su origen mitológico. Si te interesa este punto y hechas manos a investigar, verás que existe un sinfín de variaciones a esta leyenda y que esas versiones responden a la idiosincrasia y cultura de cada región que las enuncia. Te compartimos una que nos gustó para este artículo. La leyenda cuenta que:

Frente a su choza un indio alfarero, el mejor de su pueblo, creaba con barro hermosas vasijas y platos. Estaba más que feliz pues al día siguiente iba a casarse con la más hermosa india de la tribu, también alfarera ella.

Como era costumbre en cada noche previa a un matrimonio, se reunieron las familias de los novios en consejo con el cacique y el hechicero para la ceremonia de presagios.

El hechicero canto y bailó, como siempre lo hacía. Tras ello tiró al fuego un puñado de bayas, como de costumbre…pero lo que ocurrió no fue lo habitual. El fuego se apagó de repente y un manto de cenizas cubrió a los concurrentes. Todos miraban horrorizados lo ocurrido y el hechicero presagió grandes desgracias para ese matrimonio. El cacique prohibió su realización.

Ante la prohibición los enamorados decidieron escapar a la selva y hacer de ella su hogar. Huyeron a la noche siguiente pero los demás indios los persiguieron lanzando flechas de puntas envenenadas.

La leyenda cuenta que cuando los jóvenes cayeron alcanzados por los disparos de flechas, mortalmente heridos, un revuelo de plumas y trinos ensordeció el lugar. La pareja de alfareros enamorados se convirtió en hermosas y simpáticas aves que usaron su habilidad para crear y modelar su nido cantando. Así dice la antigua leyenda que nació el hornero, pájaro laborioso de los campos argentinos.

pichones

Ave nacional argentina

En la actualidad, el hornero puede verse tanto en campos como en ciudades, incluso en grandes centros urbanos de Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay, pero es en Argentina donde esta ave arquitecta tiene un valor superlativo. 

En el año 1928, el hornero fue declarado "Ave de la Patria" o "Ave Nacional" por la Asociación Ornitológica del Plata -conocida comúnmente como Aves Argentinas-, mediante una encuesta realizada en conjunto con el Diario La Razón en la que resultó ganador frente al cóndor andino y el chajá. ¿Por qué fue elegido el hornero? Por ser un ave que habita prácticamente en cualquier parte de la Argentina, sin ser característico de ninguna región en especial.

Cómo construye su nido el hornero

Lo dijimos en reiterados momentos a lo largo del artículo, la popularidad y el atractivo del hornero se debe a su nido. Veamos cómo lo construye.

El primer dato llamativo del proceso de construcción es que ambos, macho y hembra, trabajan a la par armando su nido. Cosa que no ocurre a menudo entre las aves. El hornero utiliza su pico como herramienta y con ella forma bolitas de barro con pajillas, ramitas, raíces, estiércol o crin de caballo. Así va generando pequeños “ladrillitos” con los que va levantando las paredes del nido.

El lugar predilecto del hornero para construir su hogar son ramas firmes, alambrados, semáforos, postes de luz, cornisas y hasta monumentos. Si las condiciones climáticas son las indicadas, concluir el nido puede llevarle entre seis y quince días, obteniendo una estructura que pesa aproximadamente cinco kilos y puede soportar hasta cien.

Es pasada la temporada de lluvias que el hornero labora en la creación de su nido, cuando la tierra ya se encuentra humectada. En apariencia el nido es una especie de horno con paredes gruesas, dentro del cual la hembra pondrá los huevos.

La estructura que el hornero elabora, luego de su secado y endurecimiento, obtiene una robustez capaz de conservarse intacta durante años. A pesar de ello, esta ave albañil cada nueva temporada vuelve a construir su nido. Incluso encima del anterior que, al quedar abandonado, es habitado por otros pájaros o especies de animales. 

A partir de elaborar la base de su nido sobre una superficie que le dé firmeza, el hornero levanta los muros exteriores de su hogar en forma de semicírculo. Obtiene así una bóveda con un pequeño orificio de ingreso en su lateral, puerta que luego es cerrada hacia adentro para formar una cámara interior que será forrada con plumas en sus paredes. Antes de que el barro termine de endurecerse, los muros interiores son alisados con el pico o usando pequeñas ramitas.

Cómo es un nido por dentro

El interior del nido de hornero “tiene alcoba y tiene sala”, decía un poema de Leopoldo Lugones para mencionar que por dentro cuenta con un muro que define el lugar más resguardado donde la hembra colocará los huevos (cámara de incubación) y la zona de entrada al nido. Esta disposición ayuda a frenar el ingreso de posibles depredadores y resguarda a los huevos del viento.

Qué significa tener un nido de hornero en tu casa

Si un hornero ha tomado alguna parte de tu casa como propia para levantar su nido, ponte contento… ¡la suerte ha llegado a tu hogar! Existe la creencia de que la visita de un hornero a nuestra casa es señal de buenos augurios y, por el contrario, anuncio de mal porvenir si destruyes su nido.

En Argentina esta creencia se arraigó a partir de la crisis de 1890, cuando el país compraba más de lo que podía pagar. Esto hizo que se acumulara un gran saldo en contra en la balanza comercial, contrayendo el país cada vez más deuda.

A raíz de grandes enfrentamientos que se acontecieron durante esos años, la gente comenzó a alarmarse por la posible falta de suministros. Allí nace la idea de que el hornero es un aliado para la buena suerte. Si uno de estos pájaros albañiles elegía tu casa para hacer su morada, habías sido bendecido. El fundamento de esta creencia es que el hornero hace su nido en forma de horno de pan y lo que se temía por ese entonces era justamente la escasez de alimentos debido a los conflictos y el endeudamiento del país.

Hoy en día, lejos de ese contexto social y económico, la creencia sigue manteniendose entre la gente que admira y protege al hornero, no sólo por sus atributos de buen alfarero sino también por su propiedad de amuleto de la suerte frente a situaciones poco gratas.

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