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La centenaria pedagogía Montessori fue creada en Italia por la doctora María Montessori (1870-1952), tras años de trabajar junto a niños en situación de exclusión social. Los pilares elegidos para construirla fueron la estimulación y el respeto. Tomando como sustento el potencial innato de los niños para el aprendizaje creó este método de desarrollo y crecimiento para nuestros hijos.
Para la doctora Montessori, desde el nacimiento hasta los 6 años, los niños viven una etapa que ella define de “mente absorbente”. En su transcurso, demuestran interés y curiosidad por el mundo que los rodea, aprendiéndolo y asimilándolo sin esfuerzo consciente. De los 6 a los 12 años, nuestros hijos poseen una “mente razonadora” que les permite explorar el mundo mediante la imaginación y el pensamiento abstracto. De los 12 a los 18 años, ya adolescente, cuenta con una “mente humanística” que le despierta el deseo de entender a la humanidad y contribuir con la sociedad. Por último, de los 18 a los 24 años, el adulto habita el mundo con “mente de especialista”, para hallar su propio lugar en él.
Las escuelas Montessori se caracterizan por estimular la autonomía de nuestros hijos, respetando su ritmo de desarrollo y los intereses individuales que van teniendo. El método apunta a empoderar al niño en el camino del aprendizaje autónomo.
Las ventajas de educar a nuestros hijos mediante el método de enseñanza ideado por la doctora María Montessori son muchas y variadas. Elegimos quedarnos con estos siete beneficios esenciales:
La enseñanza o método Montessori, con los años, se ha vuelto algo más que una orientación pedagógica que se desarrolla en el marco de las aulas. Muchas familias, desde el inicio de la crianza de sus hijos eligen asumir este método como orientación para vincularse a diario con sus niños, haciendo carne as palabras de María Montessori:
El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad. Tenemos que tener claro, eso sí, que el desarrollo del potencial humano no está determinado por nosotros. Solo podemos servir al desarrollo del niño, pues este se realiza en un espacio en el que hay leyes que rigen el funcionamiento de cada ser humano y cada desarrollo tiene que estar en armonía con todo el mundo que nos rodea y con todo el universo